Hoy día 4 de abril ha tenido lugar la ponencia correspondiente al módulo de
Igualdad y colectivos desfavorecidos, impartida por la directora y la técnica de la Cátedra de Estudios de las Mujeres “Leonor de Guzmán” perteneciente a la
UCO.
En la primera parte de la charla se ha tratado el tema de la
exclusión social, fenómeno estructural de aislamiento de ciertos colectivos que
cada vez afecta a más personas, siendo los grupos más vulnerables los integrados
por mujeres, jóvenes, ancianos, inmigrantes, discapacitados y minorías étnicas.
Esta situación de desigualdad está provocada por diversos
factores internos y externos a la persona, que a su vez pueden actuar como
circunstancias que integran o que excluyen a estos grupos. Dichos factores
pertenecen al ámbito laboral, económico, formativo, socio-sanitario, personal o
relacional, y tienen que ver con la educación recibida, el empleo o desempleo, enfermedades o situación de endeudamiento,
entre otros.
Existen una serie de programas y políticas destinadas a
combatir la exclusión, además de la concienciación y la movilización social, pero
fundamentalmente se trata de que el cambio comience en la actitud de la persona
excluida, que ha de tener mayor iniciativa, afán de superación y predisposición
hacia el aprendizaje.
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| Momento de la charla |
La segunda parte de la charla ha estado centrada en el caso
concreto de las mujeres como colectivo más próximo a la exclusión, dada la
particular organización de la sociedad de manera patriarcal, que supone el
establecimiento de relaciones de dominio del hombre sobre la mujer.
Desde niños, los hombres reciben una educación orientada a
desarrollar una profesión y a tener éxito en la esfera pública, mientras que
las niñas son educadas para atender y dedicarse casi en exclusiva a la esfera
privada, mediante el desarrollo de juegos cuya principal misión es que aprendan
a cuidar de la casa y de los hijos.
Estos roles se perpetúan de manera individual y colectiva
por parte tanto de los hombres como de las mujeres, por lo que la sociedad se
transforma pero muy lentamente.
Otro de los problemas añadidos a esta situación de
desigualdad es que a la mujer se le ha hecho dependiente del hombre tanto económica
como emocionalmente. Para cambiar esta circunstancia, se hacen necesarias ciertas
medidas de discriminación positiva que tienen como finalidad precisamente acortar
dichas distancias entre hombres y mujeres.
Para alcanzar la tan ansiada igualdad de género hay que
transformar el entorno cercano, los agentes sociales y las instituciones, y
principalmente conseguir que la mujer alcance mayor grado de autonomía, para lo
que es necesario conjugar educación formal y educación emocional.

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